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1 abr 2014

Un día de verso.

Hacía tiempo que no visitaba el colegio Virgen de la Vega, en Benavente. Uno de esos centros que nunca se despintan de la memoria y se quedan guardados en un rincón del cerebro en forma de anécdotas y buenos recuerdos.
De la mano de la editorial Oxford anduve por sus aulas a finales de enero de 2014, con algo de miedo porque quería acercar la poesía a los mayores y nunca es fácil, y porque iban a mezclarse edades un tanto dispares: sexto de primaria, y primero y segundo de la ESO.
Creció el temor al ver que esos cuerpos tan grandes iban a sentarse en el suelo. La experiencia me dice que a los doce, trece o catorce años el suelo se hace demasiado duro y las posaderas se insubordinan mandando mensajes de cansancio al cuerpo y a la lengua.
Las poesías escogidas eran duras: ¡Eran “poesías de mierda”! O, para explicarlo mejor, poesías de esas que nos ayudan a entender que vivimos en un mundo que no nos gusta:
  • Que si la soledad o la vejez, y compareció León Felipe en el aula.
  • Que si el dinero y sus abusos, de la mano de Quevedo.
  • Que si el maltrato a la mujer contado por el romancero popular.
  • Que si los desahucios (o los embargos), con Gabriel y Galán.
Voces diferentes, pelucas, muñecos gigantes y hasta algún juego de magia nos ayudaron a entrar poco a poco en cada una de las historias, en cada uno de los dramas, en cada uno de esos poemas que odiamos, no por cómo dicen las cosas, sino por lo que dicen.
Mi miedo desapareció cuando irrumpieron en las caras las primeras sonrisas.
Mi terror se esfumó, cuando vi los primeros rostros compungidos por lo que se escuchaba.
Mis temores se evaporaron cuando, como siempre, volví a sentirme cómodo en ese colegio, volví a saberme respetado y querido.
Estas líneas no pueden compensar el buen rato que me hicisteis pasar, pero sí han de servirme para daros las gracias por invitarme a estar con vosotros, por ayudarme a seguir amando mi trabajo y a la gente con la que lo comparto.
Gracias, gracias, gracias. Ojalá volvamos a vernos muy pronto.


Fernando Saldaña










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